Antes que nada quiero advertir que a partir de este momento y hasta próximo aviso, lo que escriba será escrito con el más profundo sarcasmo. Ahora sí.
Que país ejemplar Uruguay, que lo tiró. La verdad que a uno lo enorgullecese que representantes de esta hermosa patria salgan a representarlo a uno al exterior, a países hermanos de Latinoamérica. Especialmente si los que nos representan son nuestros basquetbolistas, y muy especialmente si van a México a jugar un partido amistoso.
Esperen, me estoy secando las lágrimas. Es que lloro de emoción al ver a estos esforzados atletas, con la celeste en el pecho, dejando todo en la cancha y dando clases de baloncesto. Ah, vamos perdiendo; bueno, no importa, ya vamos a remontar. Aunque vayamos perdiendo, a uno lo enorgullece que el equipo siempre siga el Fair Play, no se deje superar por los nervios y, sobre todo, demuestre que está compuesto de caballeros antes de jugadores, que dejan todo en la cancha.
Y que, claro, como buenos uruguayos, siempre que pueden arman generala. Un orgullo incomparable ver a estos gladiadores del basketball agarrarse a las trompadas para dejar la honra del paisito bien en alto. Un orgullo comparable sólo a ver a los jugadores del GENERAL DE COLONIA (¡por favor!) darse de bomba con los del Club Atlético San Lorenzo de Almagro (lindo cuadro), o a los muertos de un "cuadrucho" que se hace llamar "Peñarol" agarrarse a las piñas con los jugadores de Newells' Old Boys cuando van ganando, y así poder terminar al menos UN partido internacional con una victoria. Así es el deporte uruguayo, respetuoso del aspecto amistoso de los partidos amistosos.
Fin del sarcasmo.
Una vergüenza. La verdad, me da un poquito de vergüenza que no podamos jugar partidos amistosos sin terminar a las piñas. Parece joda, después queremos eliminar el prejuicio de que los jugadores uruguayos pegan (que es un prejucio, ya hemos comprobado que pegamos lo mismo que los paraguayos y los argentinos, una especie de MERCOSUR del Fair Play). Se ve que a esta gente no le llegó en el telegrama la parte que decía "amistoso". En fin, qué se le va a hacer, así dejamos bien en alto la imagen de nuestro deporte.
Aunque, hay que hacer una pequeña acotación, sin buscar herir ninguna susceptibilidad: mal los mexicanos, que no respetaron una de las reglas básicas de la generala y se pusieron a agarrar sillas para pegarle a los uruguayos. Eso no se hace muchachos, ahí es con las manos y todos contra todos. Aparte, cuando los jugadores uruguayos se estaban yendo, los fueron a buscar para seguir la disputa (y se comieron algún que otro bife, en las imágenes que vi hay como tres uruguayos dándole a un mexicano, que se ve no entiende mucho de grescas y fue él solito al medio del grupo de jugadores celestes). Atención, no justifico a nadie, pero feo lo de las sillas, con llamar a un par de la hinchada alcanzaba.
Lamento si esta entrada no fue del mismo calibre poético que la anterior, pero estoy de buen humor, y en estos casos no me sale escribir bien. Si me vuelvo a enojar, escribo algo mejor. Hasta la próxima.
Que país ejemplar Uruguay, que lo tiró. La verdad que a uno lo enorgullecese que representantes de esta hermosa patria salgan a representarlo a uno al exterior, a países hermanos de Latinoamérica. Especialmente si los que nos representan son nuestros basquetbolistas, y muy especialmente si van a México a jugar un partido amistoso.
Esperen, me estoy secando las lágrimas. Es que lloro de emoción al ver a estos esforzados atletas, con la celeste en el pecho, dejando todo en la cancha y dando clases de baloncesto. Ah, vamos perdiendo; bueno, no importa, ya vamos a remontar. Aunque vayamos perdiendo, a uno lo enorgullece que el equipo siempre siga el Fair Play, no se deje superar por los nervios y, sobre todo, demuestre que está compuesto de caballeros antes de jugadores, que dejan todo en la cancha.
Y que, claro, como buenos uruguayos, siempre que pueden arman generala. Un orgullo incomparable ver a estos gladiadores del basketball agarrarse a las trompadas para dejar la honra del paisito bien en alto. Un orgullo comparable sólo a ver a los jugadores del GENERAL DE COLONIA (¡por favor!) darse de bomba con los del Club Atlético San Lorenzo de Almagro (lindo cuadro), o a los muertos de un "cuadrucho" que se hace llamar "Peñarol" agarrarse a las piñas con los jugadores de Newells' Old Boys cuando van ganando, y así poder terminar al menos UN partido internacional con una victoria. Así es el deporte uruguayo, respetuoso del aspecto amistoso de los partidos amistosos.
Fin del sarcasmo.
Una vergüenza. La verdad, me da un poquito de vergüenza que no podamos jugar partidos amistosos sin terminar a las piñas. Parece joda, después queremos eliminar el prejuicio de que los jugadores uruguayos pegan (que es un prejucio, ya hemos comprobado que pegamos lo mismo que los paraguayos y los argentinos, una especie de MERCOSUR del Fair Play). Se ve que a esta gente no le llegó en el telegrama la parte que decía "amistoso". En fin, qué se le va a hacer, así dejamos bien en alto la imagen de nuestro deporte.
Aunque, hay que hacer una pequeña acotación, sin buscar herir ninguna susceptibilidad: mal los mexicanos, que no respetaron una de las reglas básicas de la generala y se pusieron a agarrar sillas para pegarle a los uruguayos. Eso no se hace muchachos, ahí es con las manos y todos contra todos. Aparte, cuando los jugadores uruguayos se estaban yendo, los fueron a buscar para seguir la disputa (y se comieron algún que otro bife, en las imágenes que vi hay como tres uruguayos dándole a un mexicano, que se ve no entiende mucho de grescas y fue él solito al medio del grupo de jugadores celestes). Atención, no justifico a nadie, pero feo lo de las sillas, con llamar a un par de la hinchada alcanzaba.
Lamento si esta entrada no fue del mismo calibre poético que la anterior, pero estoy de buen humor, y en estos casos no me sale escribir bien. Si me vuelvo a enojar, escribo algo mejor. Hasta la próxima.
