jueves, 23 de abril de 2009

Ya extrañaba esto che...

Calculo que hace más de una semana que no escribo, es que entre el liceo, estudiar para los escritos y estar sin pc durante 3 DIAS (demasiado), no tuve tiempo. Posta, casi todas mis entradas empiezan igual... Pero bueno, acá vamos.

Parece joda, un montón de días sin escribir y no se me ocurre nada para contar. No se de qué quiero hablar... Pero sé de qué NO quiero hablar:

No pienso mencionar el afán de Fernando Lugo por armar un cuadro de fútbol con todos los hijos que tiene desparramados por ahí. Donde sigan apareciendo va a tener equipo, suplentes y hasta hinchada. Un cura re vivo, se ve que se olvidó que tenía puesta la sotana cuando le entró a la mina esa que tiene un montón de años menos... Bah, se la debe haber sacado...

Tampoco pienso mencionar al dengue, que entra y sale al Uruguay cuando quiere. No sé para que tenemos aduanas si cualquier bicho viene, te pica, se va, viene, pica a otro y se va de nuevo, sin que nadie lo pare por, por lo menos, traslado ilegal de sangre. Terrible.

Ni loco hablo de la reciente falta de agua, que afectó a gran parte de Montevideo, en la cual no estaba incluido yo (nunca deje de tener agua, larala). Ya salió gente a decir que OSE tiene que pagar por los daños ocasionados y hacer descuentos en las tarifas y una aglomeración de pelotudeces. Señor, si no tuvo agua, no se la cobran porque no la gastó. No pida más. A cualquiera se le rompe una válvula, no es culpa de nadie.

Y ni en pedo menciono que el Club Nacional de Football se clasificó a la segunda ronda de la Copa Santander Libertadores y es el equipo que ha jugado más partidos por la dicha copa, en toda su historia (en la historia del club y de la copa, ambas).

Lo que sí quisiera es dejar otra frase, como la que dejé la última vez, pero de otro autor. Dice más o menos así:

"Donde pisa el caballo de Jhonny nunca más crece el pasto"
Fabio Barretto, en primer año de liceo.

Si no estuviste conmigo en el liceo y no entendés la frase, dejá un comentario preguntando y te explico...

Hasta acá llega la entrada de hoy. Ligerita sí, es que tengo sueño. Acabo de estudiar Inglés, Literatura, Educación Ciudadana y resolver 5 ejercicios de ecuaciones de tercer grado, entiéndanme.

Si la semana que viene no escribo, es porque me estresé demasiado con el escrito de Pensamiento Crisitano (les juro que tengo escrito de Pensamiento Cristiano el martes, no estoy jodiendo).

Así que, hasta la próxima. Por favor, que ver tantos políticos en la tv no los lleve al suicidio. Hay cosas peores (aunque ahora no se me ocurre ninguna).

lunes, 13 de abril de 2009

¡Falta un día menos para las vacaciones de julio!

Y si, no se consuela quien no quiere. El fin de la semana de turismo lo deja a uno con ganas de más vacaciones, así que ya empecé a contar los días que faltan para julio. Aunque, claro está, faltan muchos escritos, parciales y divisiones de polinomios para julio. Igual, la semana de turismo fue un lindo descanso...
Un descanso del blog, no escribí en toda la semana... Y de las clases, no más de un cuaderno por día... Toda la semana acostandome a la hora a la que me tendría que levantar un día normal (rondando las 6 am). Hermoso.

En realidad pensaba escribir ayer, pero me detuvo uno de las fechas más importantes para el mundo occidental. Un día en que se conmemora un hecho que nos ha llenado a todos de vida, felicidad y amor, nos ha marcado en la historia y ha unido y dividido a multitudes.
Señoras y señores, como todos imaginarán, me refiero a la creación del primer huevo de pascua, hecho importante en la historia del hombre, si los hay.
No se la fecha ni el lugar, ni siquiera el nombre de quien creó semejante maravilla, pero me siento con el deber moral de agradecerle: Gracias. Si estás leyendo esto, aparte ser una excepción a la vida media del ser humano (los huevos de pascua no se inventaron ayer precisamente), sos mi ídolo. Me alegras la semana de turismo.

Porque, seamos sinceros, ¿qué es lo mejor de estas vacaciones para los infelices que permanecemos en Montevideo? Definitivamente no es la Vuelta Ciclista. ¿Las domas? No señor. ¿Las misas y peregrinaciones y todo lo que pasan en TODOS los informativos? Menos que menos. El significado mismo de la semana que pasó es el huevo de chocolate. Sin vueltas. Mas allá de la ausencia de clases y eso, a mi me pone "masoquistamente" feliz castigar a mi aparato digestivo con cantidades insalubres de chocolate de todos los tipos, en forma de huevo.

Y aquí surge la principal división entre las diferentes creencias existentes en este mundo: la gente que cree que el chocolate en barra es igual al chocolate con forma de huevo (una burrada, si me permiten el término), y los que creemos fervientemente en que los huevos de chocolate son más divertidos (lo que lamentablemente los hace más caros). Incluso existen escépticos que dudan de la existencia de estas maravillas (los huevos de pascua), pero generalmente son gente que no sale de sus casas, no va al super y ni siquiera prende la tele.

Pero lejos de estas divisiones estúpidas, aún quedamos fieles que recordamos el verdadero significado del domigo de pascuas: los huevos de pascua. Y sí giles, lo escribí en el segundo párrafo, no da para olvidarse, digo yo.

Así es que, entre excesos de glucosa y falta de horas de sueño, pasó esta semanita de turismo. Y ahora, a esperar vacaciones de julio. No queda otra.

Eso sí, estudien. No quiero aburrirme en diciembre y febrero porque todo el mundo está dando exámenes.

Ahora, me gustaría despedirme con una frase célebre, esperando que esto se transforme en una costumbre en Opposing Force. Acá va la frase de un pensador contemporáneo, uruguayo él:

"Los omnívoros comen ovnis hechos de pestañas. Por eso los aliens no tienen pestañas, las usan para los ovnis".

Leo Díaz en una clase de Ciencias Naturales de primer año de liceo.

No sé por qué mi memoria trajo esto a mi cabeza, pero no quería volver a olvidarlo. Nos vemos un día de estos. Suerte.

sábado, 4 de abril de 2009

Ensayo sobre cómo descubrir la terrible verdad y seguir vivo.

Puf, hace como una semana que no escribía, pero no sé si se enteraron o no, porque al parecer nadie dejó comentarios... Quiero creer que es algún problema de Blogger, el tipo de problemas que no me deja entrar a la última entrada de "Blue Shift". De no ser así, mal ustedes...

Estaba con ganas de escribir hace días, pero estaba esperando tener al menos 1 comentario, para saber que alguien había leído la columna anterior. Y además de eso, estaba intentando asimilar cierta información que llegó a mi... de mi mismo.
O sea, yo me di cuenta de un dato sobre mi que hasta hace unos días sospechaba, pero no quería aceptar.

Resulta que la semana pasada y principalmente la anterior fueron semanas un tanto densas. Complicadas, se podría decir. Cansadoras. Agotadoras. Largas. Y por si eso fuera poco, la semana pasada (no la que terminó hoy, la anterior) estuvo plagada de mi mayor némesis, la inevitable maldición a la que estoy condenado, por más que quiera evitarlo: me equivoqué mucho. En varias cosas. Y odio equivocarme.

No soporto sentarme a pensar y no saber qué hacer. Odio saber qué hacer, pero recordarlo demasiado tarde como para aplicarlo. Y definitivamente me revienta saber qué hacer, recordarlo y equivocarme por idiota. Y eso es lo que más me molesta: quedar como un idiota.

Si me equivoco con unas x y unos números, bien, pero me molesta quedar como un idiota. Tengo una teoría que dice algo como "cada intento de superar mi falta de confianza desemboca en errores que sólo empeoran mi falta de confianza. Ya lo dice Darwin Desbocatti.
Cada vez que intento superar mis limitaciones, las empeoro. Entonces no hago nada y empeoro porque no intento nada. Ninguna de las dos me sirve...

Mierda. No sé qué hacer. Otra vez. Miro para atrás y veo en qué me equivoqué. No puedo haberme equivocado en semejante idiotez, si hubiera estado despierto. Si fuera al liceo de tarde. Si no fuera...

Mierda otra vez. Una revelación. Me doy de frente contra la dura realidad, ineludible, inapelable, inevitable: soy un ser humano. Carne, huesos y fluidos. Nada más. Nada especial que me eleve por encima de nadie. Un cúmulo de errores humanos. Un apelotonamiento de células imperfectas, de concentraciones inexactas de vaya uno a saber qué cosas.

La realidad me golpea en la cara como si me hubiera estado gritando hace tiempo y yo no le hubiera prestado atención. Tenía la leve sospecha de que no era más que un simple hombre joven, mas no quería creerlo. Soy imperfectamente humano. Mediocremente humano. Estúpidamente humano. Y puedo equivocarme. Debo equivocarme, es inherente a la especie.

Especie de mierda.

No quiero equivocarme. Busco ser perfectible*. Estúpido humano, que se equivoca. Si no fuera por la pelotudez de Adán y Eva... ejem, perdón, estaba repasando "Ética y Pensamiento Cristiano", nueva materia curricular. Decía que no me gusta equivocarme, por más que deba hacerlo. Es una gran desventaja del ser humano. Desde hace un tiempo albergaba la secreta esperanza de ser una especie de ser mitológico camuflado en una apariencia mortal. Ya veo que no.
Soy un nabo. Lisa y llanamente. Me equivoco, me olvido de las cosas, no las razono, las razono demasiado. Cero equlibrio (jaja, soy un desequilibrado).

Malditos dedos, no coordinan con mis ideas y teclean cualquier cosa, odio borrar y escribir de nuevo.

Che, si estas esperando el giro trascendental de esta columna, te aviso que no lo hay. Esoty enojado conmigo, frustrado, tanto que tuve que esperar varios días para redactar esta columna. No hubiera podido escribir nada la semana anterior. Seguramente, me hubiera equivocado.


Bien, aca termina. Así nomás. Ahora tendré que aprender a vivir como una persona que sabe que es una persona, nada más. Listo.
Escribir desestresa. Ya casi no me molesta ser imperfecto.




*Algo es perfectible cuando es capaz de perfeccionarse o de ser perfeccionado.