Lamento desilusionarlos pero no, no estoy muerto. La razón de mi ausencia por estas páginas fueron en parte vacaciones y en parte pelotudez, ya que en los días en que estuve en Montevideo no tenía ganas de escribir (así nomás). Pero aquí estoy, descansado y pronto para afrontar… el comienzo del año. Lo escribo así, en cursiva, porque me da un poquito de "cosa" nombrarlo (y disculpen el tecnicismo). Es más, me da hasta miedito. Está bien, lo acepto: le tengo miedo al comienzo de clases. Aunque en realidad no estoy seguro, debería buscar una definición de miedo… acá esta: según la RAE la palabra "miedo" proviene del latín ("metus") y significa "perturbación angustiosa del ánimo por un riesgo o daño real o imaginario." Bien, no es miedo lo que tengo, sino que tengo el viejo y querido "cagazo previo a las clases". Es que en este caso el comienzo de las clases significa nuevo liceo, nueva gente, en fin, cambio. Y como todo ser humano uruguayo, enfrentarme a un cambio mediano me eriza levemente. Hasta se me aflojan un poquito las rodillas y todo. Aparte, sé poco y nada del lugar al que voy a ir, sólo sé que el lunes 9 de marzo entro al liceo a las 7:45 am (lo cual representa un gran reto) y sólo sé dónde queda el centro educativo. Después, el vacío. Ni idea de más nada. Una pelota de paja "lejano oeste" que se me cruza por la mente.
Sí, ya sé que no debería tener ningún miedo, no necesitan decirme que soy un cagoncito, ya lo tengo asumido (fue mi tercera asunción: la primera fue darme cuenta de que soy un completo imbécil y la segunda fue descubrir mi condición de lento para con las mujeres). Es que el simple hecho de pensar que voy a tener que reacomodar los hábitos nocturnos con los que convivo desde hace 16 años me molesta. Mucho. Y me da miedo la idea de que no lo logre. Eso, y que el lugar sea demasiado exigente (en condiciones normales no me molestaría, es más, me agradaría, pero no conozco el rendimiento de mi cerebro a esas horas). Y que le caiga mal a la gente, o que sean todos unos idiotas, o ambas. Todo eso, metido en mi cerebro-extra-racional, da malos resultados, como los que vengo nombrando hasta ahora.
Pero bue, habrá que esperar hasta el lunes, e incluso unos días después, para ver qué resulta. Espero encontrar gente rara, siempre me llevo bien con la gente rara, me siento más cómodo rodeado de freaks (lo cual no significa que mis amigos lo sean, es más, los que leen mi blog son de los más normales, así que vayan llevando…). (¿Se puede cerrar un enunciado con tres puntos- paréntesis- punto? Espero que sí…). Jaja, otra vez. Bueno, la esperanza es lo último que se pierde, generalmente primero se pierden los celulares, las llaves, la plata y la dignidad, así que voy a ir al primer día de clases con la cabeza alta, plata, llaves y el celular, y esperar que todo vaya bien. Todo va a ir bien.
En otro orden de cosas, desde mi más completa ignorancia en el tema he formulado una teoría a la que deberían prestar atención. Mi teoría dice algo así: "El Cielo está lleno de viejos y punto." Paso a explicar: mi total ignorancia acerca de los temas religiosos (la cual, lamentablemente, voy a perder antes que mi esperanza) me hace pensar que cuando uno muere y va al Cielo, a menos que se convierta en un ser etéreo sin forma definida (que no es como lo pintan en los dibujos animados), conserva la última apariencia que tuvo su cuerpo mortal mientras estaba vivo. Basado en esto y en el hecho de que la mayoría de las personas mueren cuando son viejos, me hace pensar que el Cielo al que tantos quieren ir va a estar lleno de viejos (eso, sin tener en cuenta la gente joven que muere bajo una cortadora de pasto o triturada por el camión de la basura, vaya uno a saber qué apariencia tiene esta gente). Y digo claramente "quieren", por un motivo más que válido: si cuando me muera la mejor opción es ir a la zona aérea del Cielo que le corresponde a Uruguay a estar rodeado de viejos que estén hablando durante el resto de mi eternidad de fútbol, política y religión, con el aburrimiento que eso conllevaría (imagínense hablar de fútbol con un viejo que infartó con el Maracanazo, de política con otro viejo que murió después de los gobiernos de Batlle y Ordoñez y puede contar detalladamente la decadencia irreversible del apellido Batlle, y de religión con un montón de viejos que están chochos en el MISMÍSIMO CIELO, sin tener que ir a cobrar la jubilación y darle pan a las palomas), casi prefiero la otra opción. Porque seamos sinceros, comparado con el panorama que acabo de describir, arder en las llamas eternas del Infierno es más o menos como tirarse a tomar sol en Punta del Este un día de verano a las 3 de la tarde, sin bronceador. Lo cual clarifica mi decisión: si estas son las dos alternativas, dejen que me coman los gusanos y mi eterna existencia finalice con el último bocado de alma que ingieran esos bichos (poético, ¿no?). O mejor aún, creo que voy a pedir para ser un alma en pena en algún pueblo fantasma… Trinidad estaría bien.
Ah, sí, Opposing Force está en reformas. Me parece que voy a empezar a poner menos fotitos y cosas así, ya están grandes, lean. Espero que les guste el cambio.
Sí, ya sé que no debería tener ningún miedo, no necesitan decirme que soy un cagoncito, ya lo tengo asumido (fue mi tercera asunción: la primera fue darme cuenta de que soy un completo imbécil y la segunda fue descubrir mi condición de lento para con las mujeres). Es que el simple hecho de pensar que voy a tener que reacomodar los hábitos nocturnos con los que convivo desde hace 16 años me molesta. Mucho. Y me da miedo la idea de que no lo logre. Eso, y que el lugar sea demasiado exigente (en condiciones normales no me molestaría, es más, me agradaría, pero no conozco el rendimiento de mi cerebro a esas horas). Y que le caiga mal a la gente, o que sean todos unos idiotas, o ambas. Todo eso, metido en mi cerebro-extra-racional, da malos resultados, como los que vengo nombrando hasta ahora.
Pero bue, habrá que esperar hasta el lunes, e incluso unos días después, para ver qué resulta. Espero encontrar gente rara, siempre me llevo bien con la gente rara, me siento más cómodo rodeado de freaks (lo cual no significa que mis amigos lo sean, es más, los que leen mi blog son de los más normales, así que vayan llevando…). (¿Se puede cerrar un enunciado con tres puntos- paréntesis- punto? Espero que sí…). Jaja, otra vez. Bueno, la esperanza es lo último que se pierde, generalmente primero se pierden los celulares, las llaves, la plata y la dignidad, así que voy a ir al primer día de clases con la cabeza alta, plata, llaves y el celular, y esperar que todo vaya bien. Todo va a ir bien.
En otro orden de cosas, desde mi más completa ignorancia en el tema he formulado una teoría a la que deberían prestar atención. Mi teoría dice algo así: "El Cielo está lleno de viejos y punto." Paso a explicar: mi total ignorancia acerca de los temas religiosos (la cual, lamentablemente, voy a perder antes que mi esperanza) me hace pensar que cuando uno muere y va al Cielo, a menos que se convierta en un ser etéreo sin forma definida (que no es como lo pintan en los dibujos animados), conserva la última apariencia que tuvo su cuerpo mortal mientras estaba vivo. Basado en esto y en el hecho de que la mayoría de las personas mueren cuando son viejos, me hace pensar que el Cielo al que tantos quieren ir va a estar lleno de viejos (eso, sin tener en cuenta la gente joven que muere bajo una cortadora de pasto o triturada por el camión de la basura, vaya uno a saber qué apariencia tiene esta gente). Y digo claramente "quieren", por un motivo más que válido: si cuando me muera la mejor opción es ir a la zona aérea del Cielo que le corresponde a Uruguay a estar rodeado de viejos que estén hablando durante el resto de mi eternidad de fútbol, política y religión, con el aburrimiento que eso conllevaría (imagínense hablar de fútbol con un viejo que infartó con el Maracanazo, de política con otro viejo que murió después de los gobiernos de Batlle y Ordoñez y puede contar detalladamente la decadencia irreversible del apellido Batlle, y de religión con un montón de viejos que están chochos en el MISMÍSIMO CIELO, sin tener que ir a cobrar la jubilación y darle pan a las palomas), casi prefiero la otra opción. Porque seamos sinceros, comparado con el panorama que acabo de describir, arder en las llamas eternas del Infierno es más o menos como tirarse a tomar sol en Punta del Este un día de verano a las 3 de la tarde, sin bronceador. Lo cual clarifica mi decisión: si estas son las dos alternativas, dejen que me coman los gusanos y mi eterna existencia finalice con el último bocado de alma que ingieran esos bichos (poético, ¿no?). O mejor aún, creo que voy a pedir para ser un alma en pena en algún pueblo fantasma… Trinidad estaría bien.
Ah, sí, Opposing Force está en reformas. Me parece que voy a empezar a poner menos fotitos y cosas así, ya están grandes, lean. Espero que les guste el cambio.