No entiendo mucho a la gente que demoniza a las redes sociales, léase Facebook, Twitter o cualquier otra. A veces se habla de un perjuicio a la comunicación entre las personas, que se pierde lo lindo del contacto con la gente, etcétera. Gente, no es un asunto tan serio.
Facebook es el chusmerío hecho página de Internet. Es lo que todos criticamos pero todos queremos conocer: con quién está fulana, a donde salió fulano, cuando es el cumpleaños de mengano. Y muchos se quejan de la pérdida de privacidad, de la gente indeseada, de los comentarios ofensivos... A ver, el cuidado de la privacidad empieza por uno mismo, en mi Facebook solo hay cosas que no necesito ocultar a nadie, que son parte de lo que todo le mundo sabe sobre mí. Ahora bien, si publicás a los cuatro vientos virtuales tu nombre, teléfono, fotos indecentes y secretos, allá vos. Nena, si publicás una foto en bolas, te van a decir chanchadas. No hay vuelta.
Están los que dicen que estas redes perjudican las relaciones entre personas, o sea, en persona. Otra vez, todo depende. Hay que saber equilibrar: si yo no salgo de mi casa en todo el día, va a ser porque no tenga ganas, no porque esté preso de una página de Internet. El tema es que las conversaciones a través de Internet te ahorran, entre otras cosas, silencios incómodos y gente que no querés ver. Esto las hace perfectas para los introvertidos y ermitaños, que no quieren o no pueden soportar a otras personas; si no sos de ninguno de estos dos grupos, no debería haber razón para dejar de ver a tus amigos por estar frente a la computadora.
Hace un par de días y entré al mundo de Twitter, nada del otro mundo tampoco, pero con terrible potencial, creo. Es como poner a un grupo de millones de personas en medio de una autopista por la que pasan toneladas de información; es mucha, mucha gente con la información ahí nomás, comentando cosas que están pasando, en el instante. Con los malditos 140 caracteres los mensajes son cortos y muchos, es como un batallón de comentarios de pocos renglones, todo el tiempo. Ahí sí que se puede perder uno, pero teniendo un poco de cabeza se puede evitar.
Así, es, al menos, sorprendente cómo los temas se propagan, se meten en boca de miles y miles de personas, al instante, en todo el mundo. Si se usara para un fin serio sería interesante, pero perdería muchos participantes; mucha gente lo usa para hablar boludeces, para no complicarse con temas serios. De nuevo, si uno se queda sólo con eso no sirve, pero si se complementa con información de verdad y temas interesantes, es muy útil.
Y toda esta entrada para avisar que tengo Twitter, que está ahí en un costado (seguro ya lo vieron) y que el que quiera me siga. No van a encontrar nada demasiado cultural o importante. Algo así como el blog, pero más cortito.